La inflación nos golpea a todos. Incluso a algunos los caga a palos, los patea en el piso y les orina encima. Una de las clases más afectadas, es la que tiene el noble oficio de limpiar los parabrisas de los automotores, en las esquinas con semáforos.
-"No solo nos insultan, nos miran con cara de culo y nos putean, ahora tamb-, aho.."
Gonzalito, de 32 años, en el inicio de su adolescencia, se quiebra al hablar. Un vaso de agua y 5 pesos más tarde, nos sigue contando de su trágico devenir:
-"Como decía... ahora también se enojan cuando les pedimos un billetito. Nosotros así no podemos trabajar, exigimos una solución"
Nuestro entrevistado nos cuenta, que entre la escasez de monedas que se viene arrastrando hace unos años, y la suba de sus insumos básicos (Botellas descartables, gomitas, esponjitas, baldes y palitos), la liquidez del oficio se ha ido disipando. Hasta casi desaparecer.
-"Nosotros tratamos de aumentar la calidad del servicio, con los chicos de marketing que nos asesoraron. Ahora tenemos jaboncito en una botellita con un agujerito en la tapa, le sonreímos al cliente, usamos agua un poco más limpia, pero no hay caso, esto no da para más".
Es que en una profesión que vive de la colaboración voluntaria como esta, las cosas se complican. El gremio reclama por un costo fijo de la limpiada de vidrio. Los cálculos que nos mostraron reflejan un precio móvil, ajustado con la inflación, de $2,40. Es lo mínimo que les hace falta para tener una vida digna.
-"Pero no la fruta que nos tira el INDEC, datos serios, los que recopila el gremio".
Otro compañero, Marquitos, se adelanta y nos cuenta:
- "Esta situación es insostenible. Si el gobierno no nos subsidia, esta noble profesión, que data de hace décadas y que tuvo su esplendor a principio del siglo, se va a extinguir. Nuestro rol es fundamental, prevenimos accidentes, le levantamos el ánimo a la gente y evitamos que anden tan rápido por el centro, que es un peligro. Si la cosa sigue así, nos vamos a ver forzados a trabajar de otra cosa. Y después van a implorar que les limpiemos los parabrisas, ya van a ver".
Gonzalo se vuelve a quebrar, con sus frágil niñez expuesta ante las inclemencias del frío y del sol, sus manitos sucias por los restos de insectos y tierra. Se seca las lágrimas y trata de seguir su relato, pero la voz se le entrecorta y no puede seguir. Sus compañeros también están muy apenados, la situación no da para más.
Conmovidos, nos retiramos de la palaciega sucursal del gremio de los limpiavidrios. El secretario de relaciones públicas nos acompaña hasta la puerta de madera tallada, bajamos la escalera de mármol hasta la vereda, y nos despide con un fuerte y conmovedor abrazo.
Esperamos que los funcionarios del gobierno, escuchen, por este medio, el reclamo de esta gente sacrificada y sufrida. Necesitan su ayuda, señor intendente, señor gobernador. No deje que lo urgente desplace lo importante.-
-"No solo nos insultan, nos miran con cara de culo y nos putean, ahora tamb-, aho.."
Gonzalito, de 32 años, en el inicio de su adolescencia, se quiebra al hablar. Un vaso de agua y 5 pesos más tarde, nos sigue contando de su trágico devenir:
-"Como decía... ahora también se enojan cuando les pedimos un billetito. Nosotros así no podemos trabajar, exigimos una solución"
Nuestro entrevistado nos cuenta, que entre la escasez de monedas que se viene arrastrando hace unos años, y la suba de sus insumos básicos (Botellas descartables, gomitas, esponjitas, baldes y palitos), la liquidez del oficio se ha ido disipando. Hasta casi desaparecer.
-"Nosotros tratamos de aumentar la calidad del servicio, con los chicos de marketing que nos asesoraron. Ahora tenemos jaboncito en una botellita con un agujerito en la tapa, le sonreímos al cliente, usamos agua un poco más limpia, pero no hay caso, esto no da para más".
Es que en una profesión que vive de la colaboración voluntaria como esta, las cosas se complican. El gremio reclama por un costo fijo de la limpiada de vidrio. Los cálculos que nos mostraron reflejan un precio móvil, ajustado con la inflación, de $2,40. Es lo mínimo que les hace falta para tener una vida digna.
-"Pero no la fruta que nos tira el INDEC, datos serios, los que recopila el gremio".
Otro compañero, Marquitos, se adelanta y nos cuenta:
- "Esta situación es insostenible. Si el gobierno no nos subsidia, esta noble profesión, que data de hace décadas y que tuvo su esplendor a principio del siglo, se va a extinguir. Nuestro rol es fundamental, prevenimos accidentes, le levantamos el ánimo a la gente y evitamos que anden tan rápido por el centro, que es un peligro. Si la cosa sigue así, nos vamos a ver forzados a trabajar de otra cosa. Y después van a implorar que les limpiemos los parabrisas, ya van a ver".
Gonzalo se vuelve a quebrar, con sus frágil niñez expuesta ante las inclemencias del frío y del sol, sus manitos sucias por los restos de insectos y tierra. Se seca las lágrimas y trata de seguir su relato, pero la voz se le entrecorta y no puede seguir. Sus compañeros también están muy apenados, la situación no da para más.
Conmovidos, nos retiramos de la palaciega sucursal del gremio de los limpiavidrios. El secretario de relaciones públicas nos acompaña hasta la puerta de madera tallada, bajamos la escalera de mármol hasta la vereda, y nos despide con un fuerte y conmovedor abrazo.
Esperamos que los funcionarios del gobierno, escuchen, por este medio, el reclamo de esta gente sacrificada y sufrida. Necesitan su ayuda, señor intendente, señor gobernador. No deje que lo urgente desplace lo importante.-
Comentarios
No es para nada serio, pero si muy gracioso este post.
Y una pregunta, ¿de dónde surge la costumbre de los limpiavidrios de referirse a si mismos utilizando diminutivos?